Los caballos Vitório y Aleluya. Historia de fe y esperanza - Parte 2

Los caballos Vitório y Aleluya. Historia de fe y esperanza - Parte 2

1Luego de conocer la historia de los caballos que estaban siendo cuidados en el campo vecino, el área R3 de la Comunidad-Luz Fraternidad de Aurora comenzó a preparar un espacio para su acogimiento. El cuidado de ellos en el campo vecino era extenuante debido a la dificultad para apresarlos; al tratarse de animales indómitos llevaba horas su captura, además de requerir una estrategia diferente todos los días.

 

3Por esta razón, se solicitó al dueño de los animales que autorizara el traslado para un mejor cuidado. Fue difícil convencerlo debido a la notable mejoría que estaba ocurriendo milagrosamente con ellos, pero era necesario que prosiguieran con la debida atención, porque Aleluya todavía mantenía la infección en su pecho. “Si no cuido de ella, puede llegar a morir…” fueron las palabras que permitieron lograr el consentimiento para que los potrillos fueran cuidados en el área de la Comunidad-Luz.

2La potrilla Aleluya tenía una herida tan grande que podían caber más de tres dedos en ella. Esto y la miasis avanzada, la debilitaba a grandes pasos. Su traslado permitió un mejor cuidado, pero no por eso la dificultad era menor: su sistema nervioso fue afectado por el veneno, lo que la tornaba un animal miedoso y súpersensible. Pero la paciencia y la dedicación sin límites permitieron, tras cuatro meses de tratamiento constante, que la herida cerrara poco a poco, a pesar de que se abría al menor roce.

4Mientras tanto con el macho, luego de recuperarse de la inflamación y de la herida de la castración, comenzaron a averiguar si con una cirugía sería posible que volviera a caminar. Después de varias consultas con especialistas, las expectativas decaían. La cirugía requería no solo volver a quebrar los huesos debido a que ya estaban calcificados; también exigía que el caballo tenía que mantenerse postrado durante un mes en recuperación, lo que iba a resultar imposible. Al sentir que pasar por otra situación de estrés iba a ser demasiado para el potrillo, solo restaba ayudarlo en su recuperación, a pesar de que no volvería a caminar normalmente.

6Los meses pasaron y la determinación de auxiliarlos para que volvieran a recuperar el máximo de sus fuerzas y su vida normal, los llevó a avances increíbles.

En cierta ocasión, los cuidadores vieron que Vitório salió corriendo detrás de la yegua en tanto ella se alejaba. Esto los motivó a comenzar a estimular a Vitório para que caminara en lugares planos, hasta que consiguieron que apoyara su pata trasera. Después incitaron el trote y el galope, siempre poco a poco, porque era necesario que él descubriera por sí mismo que podía utilizar la pata que nunca apoyó. “Desde sus accidentes se ligaron uno al otro de tal forma que cuando uno está lejos, el otro comienza a llamarlo” nos cuenta Fray Maximiliano.

5La fortaleza de los dos caballos fue lo que les permitió sobrevivir a pesar de las circunstancias, e inspiró sus nombres: Aleluya y Vitório, este último “debido a que alcanzó una victoria, es un vencedor. Él podría haber muerto pero se esforzó, gracias a su espíritu guerrero”, afirma fray Maximiliano. Nos dice también que lo que lo llevó a no perder las esperanzas fue su amor por los Reinos de la Naturaleza. “Nunca perdí la esperanza de salvarlos a pesar de todas las dificultades.”

7Hoy en día, Vitório no consigue apoyar la pata completamente pero eso no le impide caminar y correr junto a Aleluya. Verlos actualmente atravesar el campo de forma saludable en manada, con otros animales que también fueron ayudados con el mismo cuidado, son un ejemplo claro de que el amor a los Reinos de la Naturaleza y la esperanza es lo último que se debe perder frente a cualquier circunstancia. Los propios Reinos inspiran a vivir ese amor, son una gran escuela que nunca debemos dejar de cuidar.

 

Perciban, observando los Reinos, que la escuela del amor está en todas las cosas.

En especial los Reinos de la Naturaleza les demuestran permanentemente

cómo se vive el amor que trasciende las imperfecciones e inclusive las cura.

 San José, 15 de noviembre de 2015

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