Historia de la escultura de María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad – Parte 2
Historia de la escultura de María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad – Parte 2
Los desafíos para cumplir con los pedidos de los Mensajeros Divinos no habían terminado con la construcción de la escultura con la Faz de María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad.
La Madre Divina había solicitado que de fondo se reflejara el paisaje que envolvía Sus primeras Apariciones. Como las paredes del Hogar de la Adoración eran curvas, tuvieron que utilizar una técnica especial para representar los naranjos a Sus pies y el sol dorado que la acompañaba en Su descenso a la Tierra.
Al cabo de un intenso mes, la pintura estaba lista, y el ritmo en la Casa de Oración comenzó a intensificarse. En las vigilias de oración, especialmente de madrugada cuando el frío era intenso y el cansancio ganaba en los cuerpos, la imagen se sentía viva a los ojos de los presentes y daba fuerzas para continuar y así lo recuerda una de las hermanas: “Sentíamos que María estaba allí, orando con nosotros, tan viva al punto que ¡pensábamos que iba a salir caminando!”
Como el Centro Mariano estaba en construcción, existía un gran flujo de trabajadores y distribuidores, que llegaban desde ciudades próximas, y que debían entrar a la casa de oración, donde se sorprendían frente a esta imagen. “Eran personas que iban a trabajar, a prestar un servicio y no esperaban encontrar esta Presencia”, nos relata la hermana que presenció muchos de esos momentos tan especiales. “La mayoría de las personas no eran religiosas, pero todos, sin excepción, al entrar y encontrarla se silenciaban y quedaban algunos minutos con mucha reverencia”.
“La Divina Concepción de la Trinidad es el símbolo de unión Conmigo, es el sello de unión con Mi Espíritu Inmaculado, desde donde Yo podré verter la Fuente sobre sus corazones, sobre los corazones que están sin luz y sin consuelo.”
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad, 18 de agosto 2011
Una colaboradora frecuente desde los inicios del Centro Mariano, nos relata lo que sucedió al encontrarse con la escultura finalizada: “La impresión que tuvimos es ver a la Virgen ahí, dentro de la Casa de Oración, porque fueron creados los colores que Fray Elías relataba. Ese rostro que te mira con una paz, una dulzura, una mirada tan maternal, eso es lo que me conmovió y me sigue conmoviendo”, nos cuenta. “Más allá de que sea una escultura, el poder verla, tocarla, me emocionó y me sigue transmitiendo paz”.
El Hogar de la Adoración que preserva este histórico ícono de Nuestra Madre Divina, ha recibido muchos peregrinos que son testigos de este misterio. “En las visitas las personas vienen en una búsqueda, y cuando están abiertos reciben ese Amor que María depositó en Su Faz”, nos comenta la Hermana María de la Contemplación, que tuvo la tarea de recibir a los visitantes durante varios años. “Los que se colocan frente a la escultura, la mayoría empieza a llorar y comentan que no saben por qué”.
Hoy en día existen copias blancas de la escultura original en todos los Centros Marianos, Comunidades-Luz y Núcleos-Luz. En el Centro Mariano de Aurora aún permanece la original a color, y Su Faz guardiana este sagrado lugar trayendo a la memoria las primeras Apariciones, donde Ella se manifestaba sobre unos naranjos, con la aspiración de estar y ayudar a todos Sus hijos creyentes y no creyentes, de cualquier credo y raza.
Este ícono, que forma parte de la historia del Centro Mariano de Aurora, sigue transmitiendo Su paz y amor a todo el que la contempla y le abre su corazón.
“Toquen con amor Mi corazón, Él les responderá y Mi luz se encenderá en sus esencias para que se afirmen en Mí y sigan el camino en medio de los abismos y de los acantilados; Yo estaré sosteniendo la cuerda, el puente de la luz para que crucen y nos encontremos.”
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad - 27 de agosto de 2011